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sábado, 26 de noviembre de 2016

Un paso a la vez

Como integradora de Biología, decidimos hacer algo diferente. Nuestra tarea fue mirar la película

"The Walk" de Robert Zemeckis y luego analizarla de modo que integremos todo lo que vimos durante este año en la materia.
Basada en un hecho real de 1974, cuenta la historia de un equilibrista francés, Philippe Petit. Un día, al estar en la sala de espera en el dentista, ve en un diario una foto de las Torres Gemelas de Nueva York y se propone un desafío: cruzar la distancia que las separaba en la cuerda floja, a más de 300 metros de altura. Entonces, Philippe, con ayuda de su mentor, Papa Rudy, y cómplices emplean el plan para poder cumplir su sueño.

Durante toda la película, Philippe debe mantener su homeostasis. Para ello, hace uso del modelo general de la regulación, que logra controlar gracias al sistema neuroendocrino (sistema nervioso y endócrino).



Para poder usar el modelo de la regulación, son necesarios los receptores, quienes captan estímulos en todo momento. Por ejemplo, cuando Philippe escucha a Annie, su primera cómplice, cantando en el parque, son sus fonorreceptores los que captan el estímulo. Otro ejemplo también es cuando estaba haciéndose pasar por un arquitecto, mientras usaba la materia gris para poder calcular los materiales necesarios para la caminata, se clava un clavo en el pie. Allí, sus nociceptores captan que algo estaba deformando su pie, información que viaja por las vías de conducción sensitivas (sistema nervioso periférico), llegando a los moduladores. Estos se encuentran en la materia gris (sistema nervioso central), tomando la decisión de generar una respuesta adaptativa. Viajando otra vez por vías de conducción, esta vez motoras, llegan a los efectores que llevan a cabo la respuesta de generar un movimiento antagónico al flexionar su pierna, la descarga emocional de gritar y la descarga de la hormona cortisol (sistema endocrino) para disminuir el dolor.
Philippe es capaz de moverse en la cuerda floja gracias al sistema artro muscular, que le sirve de sostén para hacer equilibrio, movimiento para poder desplazarse y protección de órganos ante alguna caída. Una vez caminando en ella, acudía al cerebelo (sistema nervioso central), encargado de la motricidad fina, junto con los propioceptores, encargados de detectar cambios en la postura, y así poder mantener el equilibrio. Esto puede verse cuando Philippe se encontraba en la terraza de una torre y al mirar hacia, un leve viento le hace perder el equilibrio, lo que sus receptores detectan y hacen una descarga de adrenalina debido al peligro, para luego recuperar su equilibrio, al hacer una flexión de piernas y estiramiento de brazos.




En el momento del “Golpe” (como llamaban ellos a la gran caminata de Philippe), este hace una serie de flexiones y extensiones de sus piernas y una leve flexión de brazos para sostener su barra. Al ver que en ambas torres se encontraban policías para arrestarlo ya que, por supuesto, su acto era ilegal, el francés decide dar medio giro, realizando una extensión y flexión de brazos, pronación y rotación. Repitió lo mismo varias veces hasta que decidió que era momento de que terminara el acto y se entregó.


Como verán, una película que solamente parecía contar la historia de una increíble hazaña, también está llena de contenido biológico para analizar y darle otra mirada.

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